08 julio 2010

Hace frío, cada vez que exhalo soy delatado por un vapor que se mezcla con el agua hervida, la infusión de té con canela es lo único cálido que descompone la escena cromática del día.
Nublado, sería melancólicamente placentera la luz del cielo si no evocara literalmente el helado clima que se concentra en mi habitación.

Sentado, frente a una hoja en blanco, a unos lápices desparramados y unas cuantas tareas pendientes que se disuelven en un desorden sobre mi cabeza, no me dejan encontrar la hebra para comenzar por algo, tan sólo trato de concentrar la acción práctica ante las roturas de la imaginación por donde se escapa el tiempo.
Pero cada cosa, acontecimiento, hasta un insecto volando me llevan a imaginar mil cosas para desembocar en el abrazo de mis manos a una taza caliente reconfortante y placentera.

Lo que tengo que hacer o debería haber concluido, la corrección de la fábula que escribí y que será material de un pequeño libro, las ilustraciones metalingüísticas de un texto, pensar en un proyecto, ilustrar la portada de una fábula en colage, alguna tarea que habrá dado el profe de teoría, clase que no fui. Y de lo que me gustaría hacer, también otro tanto, avanzar con el diseño de material didáctico moviendo los hilos para que las cosas resulten, leer los libros inconclusos que dispersos descansan en algún rincón del mueble, dibujar las ideas, croquear los rostros extraños y posturas de la gente, fisionomías, estructuras, colores, expresiones, tan distinto de una imagen publicitaria, realidad imperfecciones o quizás perfecciones, defectos naturales como cada nudo de un árbol, miles de historias mudas, ¿Cómo sería inventar los cuentos que relatan cada rostro al pasar por la calle? La vida es como una novela infinita de muchos capítulos y de los cuales todos son personajes que en algún punto quizás en muchas generaciones se junten. Veo en el fondo, apoyada en la azul muralla, el contraste de las curvas y el fuerte y lustroso anaranjado de la guitarra posada en espera de ser seducida; extraño ese sonido, a veces perderme entre notas discordes que me sumergen horas sin ningún sentido mas allá que prolongar la imaginación acústica. Nunca, al parecer, seré músico, entonces ¿que podré ser? si me gustan tantas cosas y aún no decido a cual evocarme para encerrar en el calabozo del olvido a todas las demás que fueron rechazadas.

Punto aparte, tan necesarios para separar y descansar, que la vida sin puntos apartes es una vía segura hacia el estrés. Y tu, ¿Qué quieres hacer? Que sentido tiene vivir si no hacemos lo que queremos? Considerandose por supuesto en armonía social, pero…
Quiero hablar de otra cosa. de saber como estas, que sucede con tus deseos y cuales son los obstáculos que están frente a ti…
Ayer leí algo interesante, pues hablaba del cambio, de lo natural de ese concepto en la naturaleza, en las plantas y animales en la sociedad en las personas en absolutamente todo hasta en las cosas mas mínimas, todo cambio es necesario y bueno, los alquimistas lo buscaban para intervenir los materiales, algunos lo buscan e ingieren drogas, tuyona, acido, canabis por mencionar algunos, pero la palabra en sí es algo reticente para algunos, cambias?, has escuchado —si, el o ella cambio, no es la misma/o; Oye cambiaste no eres el mismo etc, pero considerando lo anterior eso es normal y necesario, cual es el miedo al cambio?, relacionándolo con un articulo de un sociólogo y psicólogo argentino que no recuerdo su nombre, menciono que la sociedad actual existe “el eterno joven” personas que no quieren asumir esos cambios, que no quieren dejar de ser jóvenes y por lo tanto comienzan a vivir una vida artificial, rodeados de simbolismos juveniles y no asumiendo las responsabilidades que conllevan el cambio natural, como una paternidad responsable por ejemplo, mencionaba también, el tema de los padres que son amigos de sus hijos, rol que criticaba fuertemente, por que los padres son padres, y por tanto son los que ponen las reglas y límites, amigos hay muchos padres solo dos, y que la razón de esto es que nunca aprendieron a ser adultos, por tanto no saben donde esta el limite por lo tanto no pueden ponerle limites a sus hijos si ni ellos saben nada.

El asumir el cambio como algo natural, creo que es una de las puertas que te acercan a la libertad. Ahora me viene una pregunta, ¿Cuántos asumirán que algún día serán ancianos? Y para lo cual inevitablemente tendrán que vivir de algún modo como consecuencia de tus acciones o planes de ahora? es extraño pensar eso, pero pensar que la esperanza de vida crece, ¿de que sirve si no eres sano, no tienes nada que hacer o sencillamente eres un estorvo? Generalizando mucho por supuesto. En aquel contexto, de algún modo se reafirma el hecho de que hay que vivir ahora intensamente, sobre todo para tener luego la sensación de haber vivido lo suficiente (sensación relativa del tiempo de acuerdo a las experiencias)
… como que de pronto cada pequeño tema da para largo…

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